En mayo, mes del cumpleaños
de Trawün, continuamos con el encuentro de deseos y amores, arte y solidaridad,
sueños y vida.
Por
eso, como un bello regalo, en el
Kallfu Trawün tenemos una
sorpresa especial...
¿Es
posible ser lechero, almacenero,
panadero, fiambrero, mozo, albañil, jugador de fútbol, fraile, sacerdote, cura
villero, pintor de casas, trabajador social, administrativo, chofer, enfermero,
profesor de historia y actor? Aunque resulte extraño, se pueden combinar estos
oficios en un solo cuerpo, en poco más de cinco decenas de años, en el sur del
mundo y el oeste de la Argentina, con más precisión en Mendoza. Y si además, el
ser que abriga esta mixtura, conserva espíritu pájaro, ternura de niño,
sabiduría de la memoria, amor al amor, deseos intactos, valor de arriesgarse y
vuelos en cielos concretos y sobre
el éter que sustenta los sueños; si
todos esos elementos y muchos más, se conjugan, allí asoma un poeta. Y no
cualquier poeta, aparece Oscar
Miremont, con su calma que alivia, con su
voz que acaricia.
Mi padre lechero
mi abuelo
lechero
mi
bisabuelo también,
yo poeta.
¿Qué leche cuajó en mis entrañas?
¿qué
soñaron decir y nunca pudieron?
¿qué
escribieron sin tinta?
¿qué
esperma sembraron?
¿qué vaca
ordeñaron
para que me tocara la Palabra?
Oscar actor
apasionado, no teme subirse a escenarios tan dispares como el volante de una
ambulancia, una panadería o un atrio. No duda en poner el cuerpo y la palabra,
tanto lírica como contestataria, siempre imprescindible, la que porta la denuncia
y a la vez el consuelo.
También es un
viajero por distintas longitudes y latitudes: las de la Tierra, los
sentimientos y también el tiempo. En sus poemas se encuentra tanto una
dimensión intimista, como social, histórica, humosrística.
Hasta el
momento, ha parido cinco libros, además de su participación en otros proyectos
literarios como el grupo La colmena y el libro colectivo “Las Hojas”, compilado
por Luis Vilchez y Mónica Algalbe. También es autor del blog
“laorillaysusfantasmas.blogspot.com.ar”
En referencia
a los libros publicados, en el año 2007, vio la luz “No me pidas que me muera
contigo”. Este texto habla de dolor, de muerte, viste con palabras las vivencias,
sufrimientos y también esperanzas.
Sádica la
vida
ha convertido
a mi viejo lleno de estrellas
en un anciano
que apenas camina
Poema
de “No me pidas que me muera contigo”
En el 2009
publicó el libro: “La orilla y sus fantasmas”. “En la orilla están los nadies,
los que no han podido entrar al banquete”, se lee en la contratapa. Un poco más
abajo dice: “y los fantasmas del autor son los espectros que lo acompañan día a
día: el amor, la muerte, la mala hora, la belleza, la ternura, la búsqueda de
la trascendencia, de la justicia, de la esperanza”.
Tallar las palabras
pulirlas con adjetivos feroces
sacarlas de sus pantanos
limpiarlas con lavandina
ordeñarles sus brillos
buscarle sus macetas
sus anteojos de sol
su mapa del tesoro.
Para que muestren la vida en bolas
y sin caretas
para que llamen al hombre nuevo
para que la noche perezca
para que me recuerden tus besos
en fin
para acompañar a la mañana
en este camino de furia
y primavera.
Poema de “La orilla y los fantasmas”
Después de
estas experiencias, escribió dos libros diferentes a los anteriores: “Los hijos
de Huar” (2010) y “Negradas” (2012). A partir de una exhaustiva investigación
histórica, Oscar realiza un bello y arriesgado homenaje a los huarpes y a los
negros que habitaron en esta parte del mundo. La cita de documentos reales, dan
el acicate para sumergirse en los versos con que denuncia la manera en que
fueron saqueados, masacrados y olvidados los hombres y mujeres de estos
pueblos. Asímismo, rescata la influencia que tienen en estos días, su
pervivencia en la sangre que corre en nuestras venas.
Aquí estamos
no nos han
vencido
Somos tierra
de la tierra
y ella es
nuestra madre
No han podido
con nosotros
Como los
chañares
como las
arenas de este desierto
como las
víboras que siempre vuelven
como la
jarilla y el retortuño
Aquí estamos
Pidiendo lo
que somos
reclamando lo
que es nuestro
lo que
nuestro padre Huar nos dio desde siempre
desde el
principio de las lunas
Fragmento del poema “No han podido con
nosotros”
de “Los Hijos de Huar”.
Recientemente,
en abril del 2014, presentó el libro: “Un pájaro canta en mi cuerpo”.
Romperé esta
careta que me acompaña
este disfraz
de oso tartamudo
estos
tentáculos que no son míos
estos
pulmones que aspiran solo la mitad
estas manos
que nunca aprendieron ternura
estos dedos
que no conocen un piano
estos ojos
que miran la sombra
esta boca que
muerde y escupe
estos pies
que pisan baldosas equivocadas
Estas
verrugas
estas úlceras
este tumor
que camina palmeándome la espalda...
“Iré a
las márgenes del bosque”
Poema de “Un pájaro canta en mi cuerpo”
Oscar, poeta,
actor, investigador, profe de Historia es un obsequio maravilloso en la
celebración del cumpleaños de Trawün. Los invitamos a empaparse con su poesía
viva, conmovedora, comprometida, imprescindible. Nadie puede perdérsela.
Envidio a los pájaros
“Andrés Tejeda tendría hacia 1816 unos treinta años de edad, de carácter
sombrío y de tan pocas palabras como notable de ingenio… los inventos eran su
pasión… un hombre de pueblo, sin instrucción alguna. Tenía Tejeda un piano
hecho por él en su totalidad de maderas del país, en sus ratos de ocio, se
complacía en entonar cancioneros populares acompañándose con su piano. Inventó
un despertador. Creó el primer batán de la Argentina para vestir exclusivamente
al Ejército de los Andes, por este motivo San Martín le concedió el título de
Ciudadano. Inventó un aparato para volar pero no funcionó y se rompió las dos
piernas, muriendo algún tiempo
después”
Investigaciones Históricas, Dragui
Lucero
Yo, Andrés Tejeda
mulato hijo de mulatos
que he visto la luz
entre las piedras de San
Miguel de Panquehua
que crecí entre la jarilla
y el chañar
yo, el molinero del pueblo
quiero volar
Mi carne tomó forma entre
los pájaros
He visto al cóndor mandar
en medio de las nubes
he acompañado el plomizo
vuelo del águila
he copiado voces como lo
hace la calandria
horas pasé mirando el
lento planear del gavilán
Mi casa era una casa de
pájaros
que luchaban contra la
soledad
Aprendí los primeros pasos
junto al tordo azul
me hice adolescente con el
jilguero
supe de la noche por
la lechuza vizcachera
aprendí a silbar contra el
viento
junto con el chimango
y el benteveo
Me hice entre los pájaros
Por eso me duele este
cuerpo piedra
estos brazos sin plumones
esta espalda sin alas
Me lastima esta carne que
se entierra
estos huesos que se
emploman
estas manos que se engarran
Quiero volar
Más allá de los montes
más allá de este río
más allá del desierto que
nos pone cepos
más allá de ese mar del que
hablaban mis abuelos
Quiero volar a la tierra de
mis padres
conocer esos animales que
pesan lo que tres carretas llenas
encontrarme con el león que
acompañó a mis ancestros
descubrir esos guanacos con
forma de árboles
escoltar a la pantera con
su piel de noche
mirar a los ojos a los que
habitan la sabana
Quiero saber del baobab
el árbol sagrado de la
tierra antigua
besar esa sal
mojarme con esa lluvia
sentir el Siroco que me
llena la cara
Quiero volar a esa tierra
la tierra antigua
la tierra de mi semilla
para besar ese suelo
donde la muerte no duele
y la vida
la vida azul
la vida pájaro
es tierna y generosa
con todos sus hijos
Del libro “Negradas”
El barro caliente en tu
boca
El barro caliente en tu boca
Jaime Dávalos
Si la memoria
se me extraviara en los médanos del tiempo
Si olvidara rostros
manos
cuerpos
perfumes cargados de silencio
Si se me fugaran los recuerdos
la nostalgia
los atardeceres con lluvia
Con solo probar el barro caliente de tu boca
regresaría de la muerte
y como un loco del que nadie espera
volvería a pronunciar tu nombre.
Del libro “Un pájaro canta en mi cuerpo”
Avizoro galaxias
escribo
piedras
Imagino mundos
relato
cementos
Me crecen circos, rayuelas, trompos
describo
cucharas, serruchos, máquinas
Se me aparecen centauros
garrapateo
pobres motos destartaladas
¿Por qué mi mano me traiciona?
¿Por
qué las palabras se me van
y
me tienen abandonado?
Del libro “La orilla y los fantasmas”
Me reconstruyo
como ciudad arrasada
levanto mis paredes derruidas
expurgo la basura
la caca de los perros
los desperdicios de turistas aburridos
me duele mucho pero esto soy:
pueblo envejecido
paraje sin nombre
suburbio de aguas servidas
y multitud de niños descalzos
Del libro “No me pidas que muera contigo”
Tengo un número que no va a fallar
Jugaba a la
quiniela
porque allí
estaba su Itaca
En esa tierra
él plantaba árboles
criaba
muertos
hacía música
con latas de almacenero
Cada tarde
cuando el
mundo hacía sus exámenes de conciencia
mi
padre salía para el quiosco
como Colón
convencido
iluminado
sabiendo que
tenía los mapas del Atlántico
mientras
guardaba en el más estricto secreto
la cifra que
la Kavala le había encomendado
Al veintitrés
o al sesenta y uno
daba igual
él se jugaba
el jornal
la ganancia
el pan
nuestro de cada día
Mi madre lo
dejaba hacer
hacía
centurias que la había convencido
de que tenía
un ángel que le dictaba en sueños
los números
que traían el nuevo Belén
Muchas veces
festejamos con turrones
pan dulce,
sidra
aunque la
navidad estuviera lejos
y nuestra
religión nada tenía que ver con Jesucristo
Otras
muchas otras
comimos
papelitos
arrugados
sucios
con el
catorce a los diez
o el noventa y seis a la cabeza
Poema extraído del blog
La quitrala
"Tiene la costumbre
doña Catalina, La Quintrala, de cometer semejantes delitos
como constan largamente probados en las causas criminales que
actualmente están pendientes por la Real Audiencia de las que
resultan más de cuarenta muertes que todas están probadas y
comprobadas con las señales de azotes y quemaduras que en toda la gente de
sus servicios ha hecho la dicha doña Catalina, que toda su vida ha
cometido así en personas libres como en los indios de su encomienda...".
Acta
del Juicio de la Real Audiencia . 1660
Desde el fondo de la historia te
convoco
Doña Catalina de los Ríos y
Lisperguer
dueña y señora de Huarpes,
Mapuches, Negros,
yanaconas, mitayos y peones libres
Convoco tu fantasma
tu memoria
la sangre derramada
Convoco los fantasmas de los negros
Julián y Lorenzo
de los indios Juan, Agustín,
Jordanillo, Ignacio
tus perros de presa
tus torturadores
tus personeros de la muerte
Les daba doble comida por el
trabajo sucio
destruidos desde siempre no
temían destruir
muertos en vida gozaban matando
Convoco a tus víctimas: Rufina, la
negra
y Pascual mulato
y la mulata Herrera
y el pequeño cholillo Alonso de
ocho años
y la negrita Catana
y María la mestiza
y Constanza india libre
y tantos otros que no quedaron en
las actas,
de los cuales solos los cerros
y las piedras han conservado sus
lamentos
Y aunque en vida te libraste de la
justicia
y la ley no te pudo tocar
hoy te invoco y te condeno
No te salvarás
no te salvarán
nadie
ni tu parentesco con el Gobernador
ni tus donaciones al Cabildo
ni tus acomodos con el Virrey
ni tus arreglos con la Real
Audiencia
no te salvarán las veinte mil
misas que mandaste a pedir en tu testamento
tampoco las quinientas
comuniones por el alma de tus víctimas
ni siquiera el hábito de los
Agustinos con que te enterraron
Nada ni nadie te salvará
de esta memoria trágica con que te invoco.
Del libro “Los hijos de Huar”
Con odio
“Belgrano
después de la derrota de Vilcapugio y Ayohuma, le escribía a San Martín: “No
estoy contento con las tropas de libertos, los negros y mulatos, son una
canalla que tiene tanto de cobarde como de sanguinaria”
Samuel Haigh,
comerciante inglés, decía: “Nada podía exceder el furor salvaje de los negros
del ejército patriota…les deleitaba la idea de fusilar a los prisioneros. Vi a
un negro viejo realmente llorando de rabia cuando se percató que los oficiales
(patriotas) protegían (a los españoles) de su furor”
San Martín
pensaba como la mayoría en su época que la violencia era una característica
intrínseca de los afrosoldados…el creía que esa violencia podía ser
aprovechada, promovida y dirigida contra el enemigo
Negros
de la Patria. Marta Goldberg
Sí
Señor Capitán
tenemos
rencor de lejos
bronca
de siglos
resentimientos
que no hemos podido matar
Hemos
sido paridos con odio
con
odio salimos del vientre materno
y
fue de odio la leche que nos hizo crecer
Nuestras
lágrimas saben a odio
como
nuestra piel
nuestros
tumores
nuestra
sangre
Con
odio amamos a nuestras mujeres
con
odio engendramos a nuestros hijos
con
odio les rezamos a nuestros muertos
Quizás
Usted no nos entienda Señor Capitán
quizás
le moleste este fuego
este
odio con gusto a orín
a
rata muerta
a
úlcera que no cierra
aborto
que nunca ha secado
También
nosotros padecemos
esta
marca que no nos podemos quitar
Nuestros
hijos tienen nuestro odio
como
nuestro pan
la
música que hacemos
las
ropas con que nos vestimos
Cocinamos
con odio
con
odio sembramos las chacras
con
odio le quitamos a la tierra su frutos
con
odio preparamos el fermento y el mosto
Con
odio nos dormimos
con
odio nos despertamos
y con odio nos vamos a
morir
Del libro “Negradas”