miércoles, 7 de mayo de 2014

En marzo, homenaje a Sandra Amaya y, con ella, a todas las mujeres.


En Marzo...

“Mujeres del mundo griten su presencia
vuelquen lo que saben  en cántaros de vida
y renazcan siempre con sabiduría, con sabiduría

Estos versos, parte de un himno femenino, y que nació acá en Mendoza, nos propone romper los corsés que nos impusieron a las mujeres desde los anales de la humanidad, esos que van adecuando a los distintos momentos históricos, pero que siguen siendo una jaula donde estamos atrapadas.
Por eso fieles a esta consigna, hoy, en el que además se realiza la Fiesta de la Vendimia, nosotros no invitamos a una reina. Consideramos que llamar a una mujer reina es un recorte monárquico, exigencia de belleza estandarizada, una manera de limitarnos a un objeto de adorno. No, nosotras, invitamos al Kallfu Trawün, es decir a nuestro lugar de la Literatura en Trawün, a la hacedora, entre mucho más, de ese himno de las mujeres que citamos al principio. Convocamos a una mujer profunda, bella con la belleza de haberse animado a romper con moldes. Sabia, porque sabe respetar el silencio lagunero, se suma al canto de las vainas de algarrobas y de las tormentas sobre el arenal. Humilde y deseosa de aprender de las mujeres y los hombres dueños de esta tierra devastada por las sucesivas conquistas, como lo es la exaltación de una Mendoza solo de vides y vendimias. Una mujer coplera, con una voz que atraviesa cualquier coraza, voz que se manifiesta en las melodías que interpreta y en las letras que traducen sentimientos, ideología y hondo compromiso. Una maestra de niños y niñas en escuelas primarias, pero también en el camino de ayudar a otras mujeres a encontrar su propia voz. Madre, artesana, artista... Sandra Amaya.

Sandra conmueve con la copla que nace desde el centro de su “cuerpito de arena y su alma de junco”, como afirma en sus cantos. Artesana, teje su arte desde una concepción sudamericana, de respeto a la Madre Tierra y a la Naturaleza. Sus canciones narran historias que dan cuenta de la sabiduría de lo simple y resaltan una forma de vida que quiso silenciarse, aun más, borrarse, pero que resiste y crece, crece y resiste.
Cada tema, cada canción, es una parte de mi entorno, y del entorno de tantos. Es el grito de mujeres, niños y hombres de Sudamérica, que dicen lo mismo con otros lenguajes, con otras palabras, otras miradas, otros caminos de expresión, otros contextos sociales, otros tiempos…
Me siento traspasada por la historia… Me siento nosotros… parte del todo.” Escribe en su libro “Canto libre”, que está en gestación.
Comenzó a transitar los escenarios con el grupo Quinua, hace un tiempo. En 1999, por sugerencia e insistencia de Silvia Bazán (una madrina), se presentó y ganó un concurso de la Secretaría de Cultura, lo que le permitió grabar su primer disco “Arena y Junquillo”, con temas propios y otros de Atahualpa Yupanqui, Chango Rodriguez y algunas coplas andinas populares.
Su segundo álbum, en este caso todos las composiciones fueron propias, se presentó en 2005. Se llama “Mensajes de la Tierra”.
Actualmente, trabaja en un tercer álbum.
Además de sus proyectos como solista, participa del grupo “Sonido Guay  Ñeñé”, una mixtura de música de raíces ancestrales populares -tonadas, vidalas, bagualas, cantos con caja- y sonidos digitales actuales, mezcla de semillas del folclore sudamericano con el latido de la cumbia digital.
  “Soy alegría, porque puedo soñar, inventar colores, equivocarme, pedir perdón, llorar, caer y estar segura de que si no muero en la caída, puedo seguir adelante. Digo soy y digo somos…
Soy tierra, porque me siento mujer-greda, cielo sin nubes, verde hojita, piedra tibia, chilca y junco, brisa, charco, médano… Digo soy y digo somos…
Soy fuego y pasión… viento zonda … “apunador, jadeante” como dice el alma huarpe-paceña de don Félix Palorma…
Soy música,  pensamiento y sentir…mucho sentir
… calma, silencio, mucho silencio, pausa… confusión… mucha confusión… rebeldía. 
Soy guerrera…como decía mi hermano espiritual, Valdo: -“Nosotros somos guerreros y nuestro camino, es el camino de la música…somos puentes”. Declara también en el libro.
Es así, la Sandrita es un puente, para alentar a muchas y muchos a penetrar debajo de la propia piel, quebrar prejuicios y dejar salir la voz, la imprescindible voz que no se debe callar. Algunos de estos puentes son los talleres de expresión a través del canto que viene realizando desde hace unos años. Actualmente aquí, en Trawün , un grupo de mujeres nos reunimos para encontrarnos con nuestra cantora. 
Por eso en el mes en que se conmemora el día de la mujer, día de lucha por los derechos de las mujeres, y también de los hombres que quieren romper con los estereotipos, en Kallfu Trawün celebramos al compartir la palabra de Sandra Amaya, mujer, coplera, poeta, madre, maestra y, afirmo en mapugundún, nuestra machi.
Los invito a sumergirse en las honduras de su sensible poesía, que además, porta la maravilla de ser canción . 












Fragmentos de su libro “Canto libre”, de próximo nacimiento

             “Cuando necesito ver, cierro mis ojos, mi piel percibe y mi corazón se expresa…
... será por eso, que en un abrir y cerrar de ojos, la vida puso a mis emociones, en caminos insospechados. La capacidad de sorprenderse no debiera agotarse… nunca.  Es esa capacidad, la que nos invita a buscar más, a perder el miedo a lo nuevo y desconocido, la que mantiene el entusiasmo a flor de piel, la que nos permite cerrar un ciclo porque sabemos que se abre otro, y queremos saber de qué se trata, la que nos alienta a romper viejas estructuras para darle lugar a otras nuevas, esa capacidad de sorprendernos es la que llena de colores el andar, la que nos invita siempre a recorrer nuevo caminos, a conocer nuevas almas y a tirarse al abismo con las manos vacías. “

 “El espacio de la expresión popular, es un territorio colorido, alegre, festivo, dinámico, creativo. Es un territorio espiritualmente muy conectado con los ciclos naturales, por esto la Madre Tierra es un ser superior tan respetado y cuidado, y muchas comunidades conservan el hábito de hacer ceremonias o rituales para agradecer y ofrendar, con alta conciencia del cuidado del planeta. Y por eso también, muchos grupos humanos festejan el encuentro, como un momento importante, desde la expresión misma, desde el canto y la danza, inherentes a nuestra existencia, quiero decir, desde la espiritualidad.
Me siento parte de este pensamiento, en el que la expresión está ligada directamente a lo intangible. Y desde aquí, es de donde puedo escribir sobre la expresión popular. “

“El decir popular guarda sabiduría, conocimiento y humor. Si somos indiferentes a ese saber, perdemos fuerza colectiva.  Muchas expresiones de la vida cotidiana de las personas, están embebidas de un conocimiento transmitido de generación en generación. Un saber que nos permite comprender el pasado y el presente. Nos permite unir el antes y el ahora con congruencia, con un hilo conductor que nos hace comprender y comprendernos en este contexto histórico, político, económico y social. En ese saber, encontramos muchas respuestas que nos permitirían dar los pasos siguientes con un poco más de seguridad, compromiso y fundamento. Si a este proceso de formación e información, le abrimos la puerta a la alegría como condimento cotidiano de nuestras vidas, ni la mayor pobreza material nos abate.”
“Y andaba por las huellas de las cabras, cantando fuerte, con gusto. A lo mejor el paisaje, como parte del  público, se unía a mi voz, o al revés, mi voz se sumaba de a poco a los sonidos del paisaje, y era parte del todo. Me perdía entre el monte y el sol, entre el agua y las estrellas. Canté de noche y canté de día. Canté cuando el sol daba fuerte en el rostro, canté cuando el frío me entumecía la lengua, y canté cuando la lluvia nos inundaba las camas. Canté cuando faltaba el agua y cuando corté junquillo. Y de tanto cantar, aprendí a hacer silencio, y a escuchar el tiempo lagunero. “



Caluyo Del Desierto         (Caluyo)



Semillita de chañar,
semillita de algarroba,
tomate el tiempo preciso
pa’ver tu fruta madura.

Viajera nube del campo,
no pasés moviendo arenas,
bajate en gotitas frescas
que no se quede la seca.
    
San Vicente aquí en el monte
del desierto lagunero
tiene vinos, tiene velas,
cuequeros y guitarreros.

Estribillo

Llové cielito, llové,
humedecenos el alma,
así no se muere el choique,
las chuñas, ni las iguanas,
llové cielito, llové!

Cólpicho rojo y pachango,
albaricoque y tunal,
emponchados de rocío
ríen en el arenal.

Lunita ponete opaca,
para saber que viene agua,
y en el río se reflejen
los ojos de la majada.
    
San Vicente aquí en el monte
del desierto lagunero
tiene vinos, tiene velas,
cuequeros y guitarreros.  

Estribillo

Llové cielito, llové,
humedecenos el alma,
para que crezca el junquillo,
la jarilla, la retama,
llové cielito, llové!!




Quinua

Los vientos te dieron alma
                 el agua favoreció
                 el ritmo de tu vidita ay,
                 semilla, tanto dolor.
                
                 Fuiste alimento del hombre
                 que idolatró tu bondad
                 y ahora qué poco quedas ay,
                 semillita dónde estás.

                 Le pido a la Madre Tierra.
                 que te abrigue junto al sol
                 que te dé todas las fuerzas
                 para seguir brotando.

                 Quinua, granito de sol,
                 andina te han de llamar,
                 por vos cortaron lo brazos
                 que te quisieron amar.
                
                 Los rituales y los campos
                 aún te esperan con consuelo,
                 ahora que nadie prohíbe
                 que alimentes a tu pueblo.



La quinua es una planta que era sagrada para los pueblos andinos. Además de que las semillas tienen un alto valor nutritivo, para los pueblos originarios, tenía un sentido espiritual y era utilizada en diversas ceremonias. Debido a ello, los conquistadores prohibieron su cultivo e instauraron el castigo de cortar los brazos de los que transgredieran esta orden.






Entre suspiros

      
Si el deseo  que te inquieta, está dormido,      
       y es el miedo el que te empuja los latidos,
       no le des esperanza al desespero

       es el tiempo el que a los hechos da sentido,
       ay, sí! Es el tiempo… ay, no! Da sentido.

      
Percibí el celeste de tu cielo,
       cuando el vuelo nos llevó hacia el horizonte,
       donde se unían tus  sueños y los míos
       entre suspiros, locuras y razones,
       ay, sí! Entre suspiros… ay, no! Y razones.

      
He querido que el tiempo se detenga,
       y es en vano insistir con las palabras,
       tus pasos iban marcándome el destino
              igual quedo en  tu dulzura relajada,
       ay, sí! En tu dulzura… ay, no! Relajada.

       Es el tiempo…
El que da sentido
Entre suspiros
Y razones
Qué locura
Y me quedo en tu dulzura
Relajada, y enamorada.
Y enamorada, y enamorada…

Mujeres del mundo

Mujeres del mundo , no se desesperen,
busquen su destino, alcen bien sus frentes
desanden caminos, que las confundieron
recorran senderos de colores nuevos,
vuelquen lo que saben en cántaros de vida
y renazcan siempre con sabiduría,
con sabiduría.

Mujeres de leche, mujeres nativas
mujeres del llano, mujeres andinas
jóvenes, adultos, abuelas y niñas,
fuerza es lo que sobra, si estamos unidas.

Caminen erguidas, así las escuchan,
no bajen las manos, sigan con la lucha,
suenen bien sus voces, digan lo que piensan,
mujeres del mundo griten su presencia
vuelquen lo que saben  en cántaros de vida
y renazcan siempre con sabiduría,
con sabiduría.

        Niños nativos                                               

            Niño de caña y de barro
       sos pura marginación,
       pies desnudos, alma ingenua,
       no estás solo, somos dos.
      
       Este mundo se ha llenado
       de niñitos como vos,
       que alguna vez fueron uno
       con la tierra y con el sol.

       Solita no ando el camino,
       bien acompañada voy,
       por eso busco tu rastro,
       yo sé que no se perdió.

       Mi corazón busca al tuyo,
       hermano de sangre soy,
       rompimos nuestro silencio,
       no estás solo, somos dos,
       ay... tu rastro no se perdió.
                     

Recitado
             
       Del desarraigo a la marginación nos llevaron,
       de los espejos de colores, a las falsas promesas con engaños,
       del despojo de nuestros dioses a fríos templos de mármol,
       de la tierra al asfalto,
       de lo compartido a la soledad,
       del equilibrio a la confusión,
       del conocimiento al olvido,
       del encuentro a la dispersión,
       de lo mucho a lo escaso.





















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