martes, 13 de enero de 2015

Un nuevo setiembre, un intenso Kallfu Trawün




Llenos de cantos y flores, un nuevo setiembre, un intenso Kallfu Trawün.

Kallfu es azul. El azul es el color desde el que descendió el primer mapuche, es la vida, es el origen.
Setiembre es el mes para renovar la vida. Aquello que permaneció dormido, oculto debajo de las mantas, sale a la superficie y busca el Sol. Los pájaros cantan desde el amanecer y los verdores tiñen de belleza los parques, las plazas, las calles. El 21 es el día marcado para celebrar la fiesta, la de la vida que se vuelve color y calor, la de las chicos y chicos, estudiantes y primaverales, la celebración del amor.
Por eso en Kallfu Trawün, nuestro espacio literario, invitamos a jóvenes escritores y escritoras, para que llenen con sus cantos nuestro cielo de pajaritos de pañolenci y tierra de arpillera, que apenas es el soporte para aromar con literatura las actividades del Espacio de Arte y Cultura. Poemas y cuentos con la compañía de los cuadros de Sol López y las canciones joviales y apasionadas que seguirán resonando, serán las flores que nos colmarán de primavera. Disfrutemos de la creación.




En mi jardín
Mis plantitas no tienen agua
la regadera fue a pasear
el rastrillo juega a la escondida
¿qué guitarra me despertó?
la guitarra sigue cantando
me gustaria ir con mi barrilete pero esta lloviznando
la rana perdió el chaleco y ahora no tiene que ponerse.
Las nubes taparon el sol ahora nadie puede ver.

Agustina Reyes (2013) 10 años
                       

Canción

No sé si amar es vivir
no entiendo como pasa la vida
grita y entiende como cambia.
Sigue, sigue que tu puedes.
Cambia la vida de los demás
quiero vivir la vida entera,
quiero vivir mi corazón
quiero vivir cantando rock
si hay amor hay tristeza
nunca te voy a olvidar.
Quiero vivir la soledad
quiero vivir la amistad
quiero vivir los sueños.

                              Julia Reyes (2013) 7 años

Los Piojos

Una mamá robot lleva a su hija robotita al médico: le había encontrado piojos.
-Hola señor, traigo a mi hija porque tiene piojos.
-¡Piojos! ¿En una robot? No puede ser... -dijo el doctor.
-Sí, señor, ¿los quiere ver? -le preguntó la nena.
-¡Ah! Ya sé lo que pasó, se está volviendo humana -contestó el doctor.
La mamá le susurró a la hija:
-Hija, vámonos que él se está volviendo loco. 
     
  Chiara Biskupovich Pflugler (2014) 8 años


Recuerdos

Oye cantar el viento
Sus canciones llevan recuerdos
Tal vez no de tu agrado
Pero por ahí oyes mi pasado
Yo una vez oí el tuyo
Y por eso yo te hablo
Oye al viento
Que canta recuerdos
Felices y tristes
Oye al viento
Que no solo lleva cenizas y tierra como en los cuento

       Facundo Marchevsky (2013) 15 años

 

                    Pétalos

            Caen pétalos azules
            De las flores del árbol blanco y sincero
            Caen por todos espero
            Por todos los vientos secos
            Y risas de los mares y océanos viejos
            El fresco aroma a hoja
            Se desvanecen al tocar el suelo
            Un último pétalo
            Dejando su destello.
            
            Facundo Marchevsky (2013) 15 años


Te rompe la cabeza
La cabeza está salada, muy insertada,
en el momento de luz más divertido
no prestando atención a la oscuridad más iluminada
el pensamiento la hipnotiza como un gran pervertido.

El árbol lo saluda, pero él no le contesta con mala educación
pero ella tampoco escucha la canción,
lo  llaman las flores, por la obligación no presta atención.
La dulzura está muy agria, no siente la estación.

Sus ojos ciegos viendo como sufre su cabeza
después, se calma y se piensa
como tu alma en la pereza
la cabeza de tu amigo es más extensa.

Su sonrisa quieta, pero el deber todo controla
no quiere desmentir su verdad,
ah… después la luna queda sola.
La mente no goza la realidad.
                 
                Alejo Maure (2013) 13 años


Un desconocido, viéndome
pasar entre la multitud,
pensaría que soy un robot que besa con amor ciego
un camino construido sobre fragmentos de un mundo cambiante
y olvidaría que soy alguien
que se levanta para responder a la adversidad,
que responde a las preguntas de los demás,
y que, a la hora de la verdad,
la vida no tiene una voz clara para responder las mías.

Mi figura suele ser abstracta
ya no busco que traten de entender
comprendí que nunca sirvió la pena que sintieron
la calma donde me escondí,
la calma con que muy en el fondo guardo una bomba furiosa de hace tanto,
que no necesita de quietud ni de silencio....

Es ahí donde estoy
donde cada día debo odiar,
           debo amar,
                             debo vivir al lado de ella.

A veces me canso de ser alguien
que en el pasado nunca se supo discernir
¿qué es lo que quise y qué lo que quiero.?

Mis héroes marchitaron
no espero rescate,
ni que entiendas,
ni que hables.

Después de tanto tener que entender,
permaneciendo inquieto, ecuánime,
llegando al borde siendo esa bomba,
aguantando las ganas de estallar
y sentirme lo más pleno posible.

Después de tanto repetir,
pregunto
¿qué me obliga a seguir así?
                                   
                Aurora Karinty (Andrea)



En carne viva

El cuerpo grita con sangre
lo que tú callas por decencia.

Un odio corrosivo
pudre tus venas,
te envenena las ideas.

Silencio,
alguien llora.
Son tus manos
encallecidas de trabajo,
son tus pies
llagados por la marcha

No hables,
igual te escucho.
Escucho tus ojos pidiendo auxilio,
escucho tus oídos rogando tregua.

Grita, el mundo es tuyo.
Calla, el silencio te pertenece.
                 
Candela Morón


¿Quién eres?

Entré a mi habitación, caminé hasta mi cama. Estaba exhausta, me ardían los ojos y me latía la sien. Me acosté sin siquiera desvestirme.
Luego de unas horas, oí una voz que me llamaba, me era tan familiar, pero no era la de mi madre, ni la de mi padre.
-Acércate, acércate -me levanté abruptamente.
-¿Quién eres? -pregunté asustada.
-Acércate y lo verás -esa voz provenía de mi espejo.
Caminé hasta allí y volví a preguntar:
-¿Quién eres?
Y la voz volvió a responder:
-Acércata y lo verás.
Estaba asustada, pero la curiosidad pudo conmigo. Me acerqué con cautela y me di cuenta que estaba frente a mí misma. Toda lógica indicaría que viera mi reflejo, pero aquí algo no cuadraba. Ese reflejo hablaba conmigo en vez de repetir sin sonido los movimientos de mi boca.
-¿Qué quieres?-le pregunté nerviosa.
-Libérame y lo sabrás-me respondí. No yo, sino mi reflejo, aunque tampoco estaba segura de que fuera mi reflejo, entonces, ¿qué era?
-¿Por qué estás atrapada?
-Porque tú no me liberas.
Entonces el reflejo se acercó más a mí, tensando el espejo pero sin poder salir; arañando el cristal. Con el cabello en la cara y los ojos profundos, preguntó:
-¿Quién eres?
-No lo sé -respondí.
-¿Qué quieres?
-No lo sé.
-¿Por qué estás atrapada?
-¿Lo estoy?
-Si no lo estuvieras podrías responder a mi primera pregunta ¿Quién eres?

                       Candela Morón


¿Puedo responder con una pregunta?

Un día, la vida, la muerte, el bien y el mal se juntaron. Caminaron tranquilamente en silencio por los verdes prados del lado de la vida o los campos secos y áridos del lado de la muerte. En su lento andar, se encontraron con un niño sentado sobre una roca. Estaba tranquilo sin ninguna preocupación a su alrededor respirando el aire fresco de los campos. Al  verlo solo, el bien y el mal se pelearon por quién lo cuidaría. Sin poder llegar a un acuerdo decidieron que el pequeño decidiera. Se presentaron ante él sin miedo de mostrar quiénes eran. El niño, de manera inocente, le preguntó: “¿Quiénes son?”. Cada uno se presentó a su manera, dejando saber quiénes eran.
Las horas pasaron mientras cada uno le explicaba los motivos de porqué debía elegirlo. El bien respaldado por la vida, dio grandes discursos de justicia y honor. El mal, con su espalda cuidada por la muerte, dio los mismos discursos, pero con sus propios ideales.
Cuando ambos terminaron, pidieron el veredicto final al joven. Éste, con un dedo sobre sus labios, preguntó: “La respuesta, ¿puede ser una pregunta?”. Todos respondieron de manera positiva, a excepción de la muerte que guardó silencio y se sentó en una sombra.
“Él dice que es el bien y afirma que el otro es el mal, pero el otro afirma que él está bien y que el que lo acusa está mal. Entonces, ¿quién es el bien y quién es el mal?” Las inocentes palabras de un niño dieron nacimiento a algo muy grande. Para ese entonces la muerte lo había tomado de la mano y se lo había llevado con ella. La guerra llegó junto con la noche.
Aun así, por estos días, de vez en cuando nace un joven que se pregunta: “¿Para qué diferenciar el bien del mal? Si por mucho que queramos solo vemos el mal y el bien de manera que nos conviene”. Y cuando la duda adulta asalta al pequeño, éste siempre responde: “¿Puedo responder con una pregunta?"
 Liber Díaz
“Porque no siempre hay una respuesta
correcta, sino una duda a ser entendida”

 

El triángulo de verano

El hombre en su nacimiento pasó por cuatro etapas, en las cuales sus padres o creadores les dieron forma y sabiduría.
La primera solo era un montón de carne y huesos, sin capacidad de pensar, sentir o articular una palabra. El error fue tan grande y desastroso que lo dejó a merced de las bestias que deambulaban la tierra, indefenso y tonto. Este hombre casi llegó a desaparecer del mundo.
En su segunda etapa, se le entregó un instinto al cual seguir. Con esta nueva arma a su disposición, el nuevo hombre se levantó de su propia tumba y comenzó a caminar por el mundo más seguro. Años pasaron hasta que la falla que el padre cometió se hizo presente, la falta de razonamiento e inteligencia le jugó en contra al desdichado humano. El pobre, al solo seguir su instinto, comenzó a morir de enfermedades por el frío o las malas condiciones en las que vivía, los venenos naturales gangrenaban su carne y volvían ácido su sangre. El padre, al ver lo desdichados que eran estos seres, decidió entregarles algo más.
El dicho dice la tercera es la vencida, pero en esta etapa no sucedió así. El hombre esta vez recibió el razonamiento y el conocimiento. Con esto el hombre creó casas, vestimentas, descubrió el fuego y inventó armas. Con casi nada de haber renacido de las cenizas de sus antepasados, esta nueva generación comenzó a consumirse más rápido que sus anteriores. La codicia nació en esta nueva etapa, cegando al recién nacido, matando a un superior o quedándose con el trabajo de otros. Esta vez fue la mano propia la que casi mata al humano.
En la cuarta etapa se los castigó con los sentimientos. En este cambio repentino todos entraron en un estado de confusión, que les hizo llorar la muerte y honrar al caído. El desorden llevó a la estructuración de una nueva forma de vida: la sociedad. El hombre se separó en grupos, lo que facilitó el trabajo y dio a luz algo nuevo: la amistad. Pero la codicia seguía latente en la sangre de los jefes. Este hecho la volvía general entre los de su pueblo el cual lo apoyaría hasta la muerte. Ese verano, el caos visitó nuevamente a la pobre especie. Uno por uno fueron cayendo en las frías manos de la muerte hasta que quedó en pie solo uno.
El castigo fue inminente, el pecado de matar a sangre fría entre ellos fue imperdonable. Esta vez no se le dio nada, sino que se les separó. El razonamiento, los sentimientos y el instinto quedaron por separado en diferentes cuerpos. Cada uno tenía, acompañándolos, a otros con sus mismas características. El desorden volvió, pero el orden no acudió al llamado de los hombres. Sin esperanzas, se resignaron a su muerte. El “Instinto” no se quiso dejar llevar por la parca, por lo que se separó del resto junto a aquel que no deseara morir, llevando consigo a miembros de los sentimientos y el razonamiento. El “Razonamiento” al ver los actos de sus iguales tampoco se quedó quieto, llevó consigo, al igual que el “Instinto”, a todo el que tuviera la misma idea que él. En cambio, los “Sentimientos” se quedaron con los asustados, dándoles el amparo de la noche, bajo su tutela.
El tiempo pasó. Los grupos fueron cambiando gracias a la cooperación de las tres esquinas. Los sentimientos crearon el amor, el razonamiento y los instintos decidieron seguirle el juego. El instinto usó su memoria y resucitó las antiguas artes de sus difuntos antecesores. El razonamiento creó la ciencia, junto con la tecnología, para facilitarles la vida a todos. El mestizaje nació en esta etapa de cambio, dando a luz a fusiones de los tres estados.
El “Razonamiento”, el “Instinto” y los “Sentimientos” un día decidieron volver a verse. Los primeros en nacer, debido al castigo, esta vez poseían algo que los sentimientos habían creado. Lo llamaron “nombre”. Altaír, el “Razonamiento”; Deneb, los “Sentimientos” y Vega, el “Instinto”. Al verse de nuevo forjaron una gran amistad, que les trajo felicidad, beneficios y satisfacción. Vivieron muy unidos y separados al mismo tiempo, ya que se dieron libertades entre ellos.
Los “puros” murieron una noche estrellada, en la cual tres estrellas brillaban muy intensamente. El razonamiento creó una constelación, a la que llamó: “el triángulo de verano”. El instinto hizo caso omiso a este hecho. Y los sentimientos crearon una leyenda, esta decía:
“Cuando tres hombres que posean la tres características humanas, por separado, en un estado más puro que los demás, estos tendrán una relación duradera y feliz. Se complementarán entre ellos/as y se facilitarán el trabajo mutuamente. Éstos encontrarán la paz en la situación que sea.”

        Liber Díaz
“Que tu corazón guíe tus pies, tu mente tus ojos 
y tus instintos tus manos. Pero no olvides juntarlos 
para que ellos sean felices y tu cuerpo se armonice.”

 

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